Ir desde el aeropuerto de una ciudad hasta el centro puede resultar uno de los puntos más conflictivos de un viaje: precios demasiado caros, servicio poco frecuente, indicaciones no muy claras…
Sin embargo, ir y volver desde el aeropuerto de Budapest no es nada difícil, e incluso aquellos viajeros que aterricen a horas intempestivas tienen posibilidades más allá de los taxis.
A continuación, te cuenta cuáles son las mejores opciones para ir desde el aeropuerto de Budapest al centro de la ciudad.
Autobuses públicos
En Budapest puedes utilizar el servicio público de autobuses para ir desde el aeropuerto hasta la ciudad y viceversa, lo que, al menos para mí, siempre es la mejor opción.
100E
El que más te recomiendo es el autobús 100E, que te lleva al centro, donde tiene tres paradas (Deák Ferenc, Astoria y Kálvin).
La parada del autobús en el aeropuerto no es difícil de encontrar: saliendo de la planta baja (la de Llegadas), dirígete a la izquierda y te toparás con ella. Para este autobús hace falta un billete especial de 900 HUF (3 euros). En hacer el recorrido tarda unos treinta minutos, que es además la frecuencia con la que parten los autobuses, y funciona desde las 4:03 hasta las 23:33.
200E + Metro
Otra opción, si quieres ahorrar unos céntimos, es coger el autobús 200E en el aeropuerto (que sigue el horario normal de autobuses del que hablo en el post Moverse por Budapest) hasta la parada de la línea 3 de metro (la azul) Kőbánya–Kispest. Desde aquí puedes coger el metro para llegar al centro de Budapest. De esta manera, te harán falta dos billetes individuales de 350 HUF cada uno (uno para el autobús y uno para el metro).
Si llegas al aeropuerto después de las 23,30 el metro estará cerrado; pero hay una solución que te cuento en el próximo punto.
Opciones nocturnas
Si llegas al aeropuerto de noche, dependiendo del horario, tienes dos opciones.
La primera, en el caso de que llegues antes de las 00:20: tienes que coger el autobús 200E hasta la parada de metro Határ út y allí, como el metro estará cerrado, puedes coger los autobuses 914, 950 o 950A, que te dejan en la plaza Deák Ferenc.
La segunda opción es válida si aterrizas entre la 1 de la noche y las 3:30: coge el autobús 900 en el aeropuerto hasta Bajcsy-Zsilinszky út y después el 950 o el 950A hasta Deák Ferenc.
En ambos casos necesitarás dos billetes individuales.
Usar los medios de transporte públicos de noche para llegar al centro de Budapest desde el aeropuerto es, seguro, la opción más barata, pero también la más larga (el trayecto puede durar incluso 2 horas).
En cambio, si quieres una solución mucho más rápida pero un poquito más cara, considera los minibuses privado. Yo te recomiendo los de la compañía aérea WizzAir, porque son los más baratos y mi experiencia ha sido positiva.
Minibuses privados WizzAir
WizzAir cuenta con dos modalidades de minibuses.
La primera es un autobús que sale desde el aparcamiento del aeropuerto y que te lleva hasta la céntrica plaza de Deák Ferenc por 5 euros.
La segunda opción es que el autobús te lleve a una dirección concreta, pero en este caso el precio se duplica (10 euros); ya depende de ti valorar si te vale la pena. 🙂
WizzAir ha programado los horarios de los minibuses para que coincidan con los vuelos. Sin embargo, no tienes que volar con esta compañía para aprovecharte del servicio de minibuses. Puedes comprar los billetes en la página web de WizzAir.
Además, este servicio de minibuses está disponible también de día, en el caso de que lo prefieras al servicio de autobuses público.
En cualquier caso, has visto que a casi cualquier hora puedes llegar sin muchos problemas desde el aeropuerto de Budapest hasta el centro de la ciudad, y viceversa. Y además a un precio bastante contenido que nada tiene que ver con el de los taxis que, como casi en todo el mundo, se agolpan a la salida del aeropuerto para ofrecerte sus servicios.
Una vez que estés en el centro, moverse por la ciudad es verdaderamente fácil e intuitivo gracias a la rica red de transporte público de la que he hablado en el post Moverse por Budapest.
Traducción a cargo de Jaime Castro García, de Enlibrado.
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